(por negarme a ser madre).
El vientre vacío sangra
exagerado e implacable como una mujer enamorada.
Si los hijos no salieran nunca
del cuerpo de sus madres
juro que tendría uno ahora mismo
para sentirlo crecer dentro de mí
hasta poseerme como en una sesión espiritista
o como si mi bebé y yo
fuéramos muñecas rusas
una llena de la otra
mamá llena de bebé.
También tendría un hijo
si ellos siempre fueran bebés
y pudiera sostenerlo en mis brazos por encima de la realidad
para que mi niño nunca pusiera los pies en la tierra.
Pero ellos llegan a ser
tan viejos como uno.
No alimentaré a nadie con mi cuerpo
para que viva este suicidio en-cuotas que vivo yo.
Por eso sangro y tengo cólicos
y me aprieto este vientre vacío
y trago pastillas hasta dormirme y olvidar
que me desangro en mi negación.
3 comentarios:
NO conozco a MIriam Reyes, pero leyendo, que a veces hay textos y poesías que no se leen porque es tanto lo que transmiten que no sabría como describirlo, me hago una idea de qué debe ser una lectura por la propia autora. Ya de por sí el poema te encoge el alma, cuánto más si es recitado por quien siempre va a saber sobre cada verso mucho más que nosotros.
Besos
Nunca había escuchado a Miriam Reyes, y por lo que nos muestras es toda una artista. En este poema no solo la siento comprometida con su identidad femenina, también hay un desgarro que conduele. Excelentes versos.
Su libro, "Bella Durmiente", es impactante.
Y sí, su identidad femenina y su cuerpo de mujer conforman su poesía.
Pero ya se sabe que la poesía no nos llega a todos de la misma manera; nos tiene que pillar en el momento en que seremos capaces de sentir lo que dicen los versos.
Saludos a hilvanes y retales.
Saludos a apostillas literarias.
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