S.O.S.
Estoy pensando qué cuerda podría lanzarte yo,
qué salvavidas.
Y pensando también
-con el alma estrujada en un turbión de pena-
en el hondo sofoco de tus aguas,
en tu esfuerzo
de nadar y nadar la vida entera,
en tus ojos que buscan, como peces sonámbulos
ensombrecidos de algas y de arena.
En tu cansancio,
en tu desgarradura.
Pero no tengo cuerda
ni red para salvarte
ni oración que conjure las tinieblas
o que sirva de tabla de naufragio
y ni siquiera
-ahí donde me ves, cargada con mis jarcias-
tengo orilla certera.
Piedad Bonnett
3 comentarios:
Ya ves... con todas las cuerdas que tu lanzas siempre...
Bonito y triste. ;)
Seguro que tus "garcias" no son
de polietileno.
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