sábado, 21 de junio de 2008

Marchamalo cuenta de Vila-Matas


Un fragmento de la intervención de Marchamalo con Merlino en las jornadas de Animación a la Lectura de Arenas de San Pedro (en el bosque).



Hace tiempo estuve en casa de Vila-Matas, en Barcelona. Un sexto piso, pequeño pero luminoso, ordenado y lleno de libros. Tiene una ventana en el salón desde la que se ve gran parte de la ciudad y que es una metáfora de su mundo literario. Un mundo cerrado, luminoso, desde el que se contempla, fuera, el mundo real: terrazas, antenas, nubes.

Me había enviado por correo electrónico una foto de su biblioteca: un rincón con un montón de libros de los que no se veían los lomos, y un par de baldas presididas por dos fotos de Margerite Duras de joven. Cuando le pregunté por aquél rincón me dijo que lo había elegido porque le gustan los detalles excéntricos: los lados, los márgenes, las afueras…

Cuenta en uno de sus libros cómo, una vez, intentó enamorar a una compañera de clase, en el colegio, enviándole versos de Cernuda que hacía pasar por propios:

Donde habite el olvido,
en los vastos jardines sin aurora…

La chica, un día, se le acercó y le dijo que tenía otro novio… Pero que él escribía muy bien.

Y cuenta Vila-Matas que no pudo reprimir dos lágrimas, una por cada fracaso.

lunes, 16 de junio de 2008

miércoles, 11 de junio de 2008

Diario de Golondrina


Diario de Golondrina es la historia de un hombre que se convierte en asesino a sueldo a causa de una decepción amorosa. Dicho así parece que estamos ante un guión de película de Hollywood, y como tal, ameno y fácil de digerir. Menos mal que en el libro encontramos, aunque sean breves, momentos a lo Amélie Nothomb. Las diez primeras páginas son totalmente características del mundo narrativo propio que ha creado Nothomb, que personalmente es lo que más me gusta de esta escritora. Después va avanzando la trama y aparece algún que otro rasgo suyo como este:

"Todo esto confirma mi metafísica: el cuerpo no es malo, el alma sí lo es. El cuerpo es la sangre: es puro. El alma es el cerebro: es grasa. La grasa del cerebro inventó el mal."

O este otro:

"Los filósofos presocráticos, que se alimentaban con un par de higos y tres aceitunas, crearon un pensamiento simple y hermoso, desprovisto de sentimentalismo. Rousseau, que escribió la pringosa Nueva Eloísa, aseguraba que comía muy ligeramente: excelentes lácteos, pastelería alemana. Toda la mala fe de Jean-Jacques estalla en esa edificante declaración."

Un librito para seguidores/as de esta escritora.